miércoles, 5 de noviembre de 2008

MAEROR DEMENS


(en: http://www.vampiros.cl/especial/book/leoDinamarca.htm )

MAEROR DEMENS

Leonor Dinamarca

Poeta


Una impecable red simbólica retorna a las raíces de la poesía moderna. El ejercicio antipoético queda así transformado y se retoma una poesía que parece apelar más a la urgencia de la “iluminación” que a un texto que censure al poeta demiurgo o una cosmogonía aún incomprendida.

La “claridad antipoética” habita no obstante en estos poemas rítmicos y de relativamente fácil lectura. Tal vez el lirismo del texto vela de alguna forma la dirección clara de la propuesta (que enfila una experiencia personal hacia sistemas herméticos) y el erotismo marcado no se esfuerza por ser algo diferente a “la” poesía.

Aquí se admite la existencia del “ fuego eterno ” en su “ recuerdo ” presumiendo quizá que la memoria recuerda los orígenes bíblicos o ancestrales, sistemas e idiosincrasias y que esa tal vez fuera una memoria acorde con nuestro proceso. Hacer “uso” de Lucifer transforma el espacio en contradicción tensa.

Una población de escritores respira aquí, sólo para nombrar algunos: Lautreamont, Baudelaire, Marx, Neruda, Lorca, Pizarnik, J.L.Martinez, Kafka, Gomez-Correa, Rodrigo Verdugo, Gustavo Osorio o Stella Díaz Varín. Hay que subrayar la palabra experiencia que necesariamente remite a lo simbólico.

Y aquí habla lo más prohibido - no asesinato o vejamen - sino la luz: La mujer toma la palabra en “Maeror Demens” declarando su amor en forma desesperada transitando por el paradigma “ Yo soy la Vigilia ” de nuestra querida poeta Stella Díaz Varín. Leonor es aquella que sueña vecinos, astros, agua pura… Presume las llaves aunque en verdad el texto no logra (o no quiere) demostrarlo. Estos poemas son asesinatos fugaces, asesinatos de la “imagen del mundo”. Debemos sangrar, sea en la cruz o en el matadero. Ante la poesía de Leonor cabe exclamar ”¡Sálvese quien pueda!”.

La poesía de Leonor Dinamarca es erótico - simbólica y arquetípica. La mujer se hace parte de un plan cósmico. Un poema especialmente enigmático de este libro es “ En ese cerebro ” donde el macho en cuestión puede ser “ asesino ”, ” convaleciente ”, ” celoso ” o en su defecto “ UNO ”. O sea, somos “Divinos” o “lascivos”, y pareciera que los niveles intermedios sólo prestan piso a los iniciados por el dolor de no percibirlos. Es un asunto de pasar de la santidad al hambre erótico en velocidades horrorosas.

Y la poesía piensa a Leonor, la busca, la desgarra… Pasan siluetas negras por la propuesta de amor, rugiendo los huesos bajo una luna de sangre. La poeta ha jugado con el amor y el amor la atrapa. Su poesía es un ejercicio de resurrección desafiando los métodos oficiales. Nos propone “ Me hice silencio, me hice poesía.” Dejemos a Leonor en la oscuridad o sumida en su MAEROR DEMENS.


por: ROBERTO YÁÑEZ

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